Declaracion de principios

Recientemente, Class Unity se independizó de la DSA y nuestra declaración de principios se está revisando para reflejar eso.

Class Unity (Unidad de Clase) es un polo de atracción marxista que funciona tanto dentro de DSA como fuera para apoyar el desarrollo de la política de lucha de clases.

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El problema

Creemos que la única forma de lograr el socialismo es a través de la política masiva de la clase trabajadora. Desafortunadamente, DSA está lejos de ser un partido de trabajadores de masas: nuestra membresía está dominada por el estrato profesional-gerencial, académicos y milenarios con educación universitaria. En demasiadas secciones, esta composición de clase torcida se ha endurecido en una subcultura impermeable de clase media, la cual reproduce la patología y la disfunción del activismo universitario. El resultado es una política liberal estéticamente radical disfrazada como el socialismo, donde el moralismo desplaza al materialismo, la política prefigurativa desplaza la organización seria y la política de una escena insular desplaza la solidaridad de clase.

Esto debe cambiar. El socialismo no es liberalismo cubierto de pintura roja y rosas. No es un estilo de vida, una subcultura, una iglesia, un club social o una manera para avanzar en una carrera. El socialismo se trata de recuperar nuestra riqueza y poder de la clase capitalista y dárselos a quienes lo crearon. Para lograr eso, necesitamos un verdadero partido de masas donde la diversa clase trabajadora de los Estados Unidos se sienta como en casa.

En este momento, no existe una tendencia o camarilla dentro de la organización que esté dispuesto a decir esto claramente, y mucho menos a organizarse para que la política de clase sea dominante dentro de DSA. Así que construyamos esa tendencia juntos.

Nuestros principios compartidos

1. Política de clase, no política de identidad

El neoliberalismo busca separarnos en una gran cantidad de grupos conforme a factores como la raza, el género, la religión y el país o región de origen. Divididos, no podemos promover nuestros intereses colectivos como trabajadores. La política liberal adopta esta división y crea un panorama político donde cada grupo lucha por “sus” intereses. Incluso aquellos intereses que todos compartimos son tratados como pertenecientes a este o aquel grupo. El resultado es la parálisis en el mejor de los casos y la colaboración de clase en el peor, ya que los capitalistas, los jefes y los tecnócratas visten sus intereses en el lenguaje de la identidad.

Una verdadera política socialista permite a los trabajadores trascender esta atomización y unirse entre sí, no en función de quiénes somos, sino de lo que hacemos. Y lo que hace la clase trabajadora es trabajar, porque sino nos moriremos de hambre. Es sólo organizando alrededor de nuestros intereses de clase compartidos y estratégicamente negando nuestro mano de obra que podemos desafiar al capitalismo.

2. Política materialista, no simbolismo.

La política liberal enfatiza la buena voluntad de los benefactores nobles e intenta influir en ellos en lugar de empoderar a los trabajadores para luchar contra sus enemigos de clase. El resultado inevitable es el reemplazo de la política con caridad, o peor, una política ineficaz y teatral que se enfoca en el simbolismo y la indignación moral.

En lugar de esto, debemos seleccionar estratégicamente nuestras prioridades políticas de acuerdo con su potencial para empoderar a la clase trabajadora y desempoderar a la clase capitalista. Esto significa enfocarse en programas sociales universales populares como Medicare Para Todos, un New Deal Verde, invertir en gran escala en vivienda pública y una garantía de empleo. Significa trabajar para fortalecer y radicalizar los sindicatos, tanto ayudando a organizar nuevos sindicatos como formando camarillas militantes dentro de los sindicatos existentes. Y significa luchar para elegir a Bernie Sanders y a los socialistas de principios que se ejecutan en plataformas audaces y redistributivas sin exigir que apoyen pólizas impopulares e inviables elegidas sólo por su radicalismo estético.

3. Política de masas, no subcultura.

DSA no puede servir como vehículo para la política de masas sin confrontar primero su composición de clase torcida. Afirmamos defender a la clase trabajadora, sin embargo, la mayor parte de nuestra membresía se obtiene de las filas de la pequeña burguesía o sus aspirantes, en particular los milenarios educados en la universidad y con baja movilidad social. Este hecho ha dado lugar a una cultura penetrante “activista” de clase media que aleja a las personas de la clase trabajadora que no están familiarizadas con las últimas modas y tabúes que vienen de las universidades selectas y el complejo de organizaciones sin fines de lucro.

Esto es inaceptable. Si nuestro objetivo es tomar el poder, debemos comprometernos con los principios de la política de masas y la inclusión. Dejemos de seguir a la academia liberal y los departamentos corporativos de recursos humanos. Rechacemos prácticas alienantes como “callouts”, prohibiciones de aplausos y la pila progresiva. Dejemos de fingir que la adopción de cuotas de diversidad superficiales ocupa un lugar destacado en la lista de demandas de los trabajadores. Reconozcamos que los miembros ricos de DSA con fondos fiduciarios los cual exageran que debemos “Hacer Mejor”, en el mejor de los casos, son equivocados y contraproducentes y, en el peor, enemigos de clase. Creemos un DSA que pueda ganar la confianza de la clase trabajadora amplia y diversa de este país.

4. Un verdadero partido de los trabajadores.

La dependencia de DSA en el Partido Demócrata es una amenaza existencial. Sin una línea de votación propia, tenemos poca influencia sobre los políticos que podríamos respaldar y ayudar a elegir, particularmente a nivel federal, y enfrentamos una gran dificultad para comunicar un mensaje político explícitamente socialista a los votantes en las primarias Demócratas. Aún más preocupante es el hecho de que compartir un partido con los liberales les permite nublar las líneas entre su propia política y la nuestra, reduciendo el socialismo a un mero “progresismo de izquierda”. Nuestra incapacidad para imponer la disciplina del partido pone en riesgo nuestros activos y miembros a la explotación de elegir candidatos sin escrúpulos que nos abandonen una vez en el cargo, como algunos ya lo han hecho.

Reconocemos, sin embargo, que un partido socialista tercero no tiene posibilidades de éxito bajo del sistema electoral de escrutinio mayoritario uninominal utilizado en los Estados Unidos. Tenemos pocas opciones más que presentar candidatos en la línea del Partido Demócrata – por ahora. Pero esta participación debe estar orientada hacia la creación de un partido obrero independiente que controle a sus políticos, en lugar de ser controlado por ellos. Deberíamos adoptar una postura antagónica hacia los Demócratas, incluso mientras competimos en sus primarias. Deberíamos priorizar la selección de candidatos dentro de nuestras propias filas y reclutarlos para que se postulen para un cargo en lugar de buscar extraños progresistas que los respalden. Debemos tratar de ejercer un control directo sobre los votos y las decisiones de personal de nuestros políticos electos. Eventualmente, debemos exigir que los miembros electos entreguen sus salarios en exceso del salario medio relevante a DSA, como ya lo hacen muchos partidos socialistas en otras partes del mundo. Finalmente, debemos priorizar la reforma del sistema electoral para que algún día podamos deshacernos de nuestra confianza en el Partido Demócrata capitalista y tomar en su lugar la bandera de un verdadero partido obrero.

Nuestra causa

1. Acción política apuntada hacia la clase obrera. 

El objetivo principal de la organización socialista debe ser siempre armar a los trabajadores con visión política que radica de sus intereses como trabajadores. Es necesario estar en contacto con la clase obrera a través de acciones políticas e industriales, llamando a las puertas de nuestros barrios, por ejemplo, o platicando en el entorno laboral para convencer a nuestros hermanos y hermanas del poder que tenemos como trabajadores; factores indispensables para toda la producción y funciones de la economía.
Con la meta de organizar a la fuerza de la clase obrera, proveemos a todos nuestros miembros una red de socialistas dedicados a organizar de acuerdo con Nuestros Principios Compartidos. También proveemos dirección sobre asuntos pragmáticos de cómo ser eficaz como militante y organizador político, y como hacer rendir a los proyectos políticos, las campañas y proyectos dentro de DSA en especial.

2. Reformando a nuestras organizaciones políticas. 

Creemos que cada organización socialista debe dominarse por una postura política popular y materialista, dirigida por principios marxistas. Que las organizaciones políticas se dediquen a la lucha de clases, no al liberalismo, ni a los “identity politics” de los géneros, las razas y las preferencias sexuales, ni al anarquismo. Donde no hay dicha dominación proletaria en nuestras organizaciones socialistas, la queremos crear; donde las hay, la queremos fortalecer y aumentar.

3. Educación Política Marxista.

Hay que tener clara la ideología para que DSA sea protagonista política eficaz y coherente. Atingiremos esta claridad solo por medio de debate ideológico rigoroso, tanto entre individuos como entre facciones internas disciplinadas. En muchas secciones de DSA faltan ocasiones para estos debates, y los programas de educación política suelen ocultar temas sensibles – temas que son polémicos precisamente porque importan en nuestras circunstancias actuales.

Proveemos a materias de educación política para que cada camarada incremente continuamente su propia astucia política. También defendemos al debate, a la discusión ideológica y rigorosos entre nosotros mismos para que cada camarada esté agudo en su propio análisis político.

Esta declaración de principios fue adoptada el 8 de agosto de 2019.

Si te encuentras en un acuerdo sustancial con nosotros, considera unirte a Class Unity.